lunes, 14 de marzo de 2016

Aquella de Esa Madrugada

- Te quiero, ¿Sabes? Bueno, eso creo. Te echo de menos demasiado a menudo, espero todo de ti, veo en ti todo, sueño contigo a diario; es eso lo que se llama amor, ¿verdad? Bueno, no importa. Sólo quería decirte que si, que te quiero, pero que no , no eres para mi. Que esperé y espero aun demasiado de ti, espero cosas que no te nacen, esperé que algún día dejaras de lado tu maldito miedo, y me dijeras lo que querías de mi. Esperaba, si, que te soltaras. Esperaba que aquel día, antes de irte te naciera, devolverte a mi puerta y plantar un beso a quema ropas, que te naciera simplemente no despedirte, querer verme antes de irme y antes de irte, no lo sé, ¿sabes? Algo así... Y pudo quizá, nacerte más adelante, pero ya no estaba dispuesta a esperarlo.

Él, la miraba perplejo sin entender demasiado lo que ocurría. No entendía porqué estaba pasando eso "si todo iba bien".

- ¡Qué típico en ti! - silencio- Nunca sabes, ni supiste que decir, mejor dicho, nunca quieres ni quisiste decir nada. Más sin embargo, esta vez no lo necesito. Sólo quería que lo supieses, sólo quería que supieses que me voy y abandono. - No por descarte, sino por quererme demasiado. No quiero más heridas, y eso es lo que pasará. Nunca lucharías por lo que quieres. Es que ¡que más da!, si es a mi a quien no quieres. Nunca vas a reventar, ni a decirme con qué sueñas. - Hagamos nuestra vida, es que ¡muy bien!, ya tu haces la tuya. Hoy algo duele ahí al fondo. Pero, déjalo, dame un poco de tiempo y ese dolor tarde o temprano se resignará -al igual que yo- y acabará por irse. Se ha hecho el terco, es verdad, ha tardado más de lo que inicialmente negociamos. Pero sé que se irá, y me dejará volver a ser, aquella que conociste en esa madrugada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Gracias por tu participación!